daños suelos expansivos

Los suelos expansivos son suelos de naturaleza arcillosa capaces de experimentar grandes cambios de volumen cuando cambia su contenido de humedad. Al desecarse, se produce una retracción, mientras que cuando toman agua, se produce un proceso de hinchamiento. Estos cambios de volumen pueden originar movimientos inadmisibles en la cimentación que pueden dar lugar a la aparición de grietas importantes, desplomes, giros del edificio, derrumbamientos parciales o totales, etc…

Para que los daños se produzcan, por tanto, es necesario que cambie el contenido de humedad del suelo. Esto puede darse debido a los cambios estacionales, roturas de conducciones de fontanería y saneamiento, etc…Los daños pueden evitarse disponiendo un buen drenaje en el subsuelo, capaz de recoger el agua y evacuarla.

Los daños más frecuentes se deben a asientos diferenciales y consisten en grietas a 45º en los muros y en deformación de marcos de puertas y ventanas

Las viviendas unifamiliares aisladas suelen ser especialmente sensibles a este fenómeno, dado su poco peso y la falta habitual adopción de medidas preventivas.

En caso de pretender cimentar mediante zapatas o pozos en el estrato de arcillas expansivas, sería necesario tener en cuenta las siguientes condiciones:

  • Que la expansividad del terreno sea de media a baja, con movimientos diferenciales inferiores a 1 cm.
  • Que el edificio tenga una tolerancia suficiente a las distorsiones (estrucutra metálica, o luces mayores de 5 metros).
  • Que el espesor de la zona activa sea moderado (menor de 3 ó 4 metros).

Además, es recomendable adoptar una serie de medidas preventivas de carácter constructivo destinadas a evitar la acumulación de agua en el subsuelo, tales como:

  • Disponer de una red de drenaje perimetral.
  • Construir una acera perimetral al edificio.
  • Disponer canalones conectados a la red de saneamiento en todos los aleros.
  • Ejecutar el saneamiento de forma que quede colgado o sea fácilmente registrable.
  • Disponer arquetas prefabricadas.
  • Disponer tubos de saneamiento de PVC con juntas flexibles, evitando las juntas de rosca de ladrillo y los tubos de hormigón.
  • No volver a rellenar las zanjas con el propio terreno expansivo.
  • Disponer membranas impermeables alrededor de los tubos que eviten la propagación del agua en caso de fugas.

Aunque la mejor recomendación sería evitar la cimentación del edificio en los estratos expansivos, salvándolo mediante cimentaciones profundas, ya sea a base de pozos o pilotes.

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