Ya hemos dicho en otras ocasiones que el agua es uno de los mayores enemigos de la correcta conservación de los edificios. Su acción va minando progresivamente la consistencia de los materiales y, si no es corregida a tiempo, puede acabar produciendo desprendimientos o males mayores.
Aquí os mostramos unas imágenes tomadas en recientes inspecciones en edificios de como la humedad puede atacar al aspecto más importante de un edificio, su estructura, aquél cuya misión es garantizar la estabilidad y solidez del edificio. Como podréis comprobar, ni hormigón, ni acero, ni madera se libran del desgaste que el agua puede producir en ellos.
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