En el presente artículo vamos a definir las grietas como aquellas aberturas que surgen de forma incontrolada en un elemento constructivo de forma que afecten a todo su espesor, en contraposición con las fisuras, que serían aquellas aberturas que afectan solo a la superficie o acabado superficial del elemento.

Tanto las unas como las otras aparecen fundamentalmente porque se produce un esfuerzo de tracción en el elemento constructivo afectado que supera la capacidad resistente del mismo a dicho esfuerzo.

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Las causas por las que se puede producir este esfuerzo de tracción son muy variadas, pudiendo nombrar como principales:

  • Deformaciones de diverso tipo en la cimentación o la estructura del edificio.
  • Cambios de temperatura de los elementos constructivos.
  • Cambios del contenido de humedad.
  • Ausencia o escasez de juntas.
  • Errores de proyecto o de ejecución.
  • Uso de materiales inadecuados.

No es objeto del presente artículo analizar en detalle cada una de estas causas, ya que la casuística es muy amplia. Lo que sí debemos tener muy claro antes de proceder a la reparación de una grieta es que lo primero que hay que hacer es anular la causa que la ha provocado. Si no lo hiciéramos, la grieta volverá a aparecer con toda seguridad.

Por lo tanto, para anular la causa que ha provocado la aparición de la grieta es necesario realizar en primer lugar un correcto diagnóstico del proceso patológico que ha originado la aparición de la grieta y así poder obrar en consecuencia.

Una vez eliminada esta causa, podremos proceder a reparar el efecto de la lesión, es decir, la grieta en sí misma.

Para ello existen varios procedimientos. Elegir el más adecuado dependerá de factores como el espesor de la grieta, si se trata de un tabique o de un muro de carga, o el material que constituye la fábrica afectada.

Es necesario indicar antes de nada que el método habitual de reparación de las fábricas enfoscadas o guarnecidas de picar el enfoscado en torno a la grieta y reponerlo con nuevo mortero con venda o malla suele ser ineficaz, volviendo a aparecer la grieta al poco tiempo en los bordes de la venda.

En general, el objetivo final de la reparación de la grieta debe ser devolver la máxima continuidad posible a la fábrica que se ha visto afectada por la apertura de la grieta. Cualquier otra actuación de menor alcance tendrá como consecuencia la permanencia de la discontinuidad creada por la grieta en la fábrica, lo que provocará que con el paso del tiempo, la grieta vuelva a aparecer. Esto no sería síntoma de que se hubiera vuelto a activar la causa que habría provocado la grieta, sino que la reparación de la misma ha estado incorrectamente realizada.

Los métodos correctos para reparar una grieta son los siguientes.

Sustitución


Consiste en cambiar todos los ladrillos rotos. Para ello, se deben eliminar y sanear las piezas afectadas y las necesarias de su entorno para facilitar el trabajo, asegurando el enjarje en toda la lesión y por tanto la recuperación de la integridad de la unidad constructiva.

Los nuevos ladrillos deben ser iguales a los ladrillos existentes, y su colocación se debe hacer recibiéndolos en toda su superficie con mortero igual al del resto de la fábrica, aunque conviene que tenga cierta plasticidad para que se acomode bien a las juntas.

En ocasiones, la apertura de la grieta viene acompañada de movimientos de los dos tramos en que queda divida la fábrica de ladrillo. Si estos movimientos son excesivos, puede ser necesario proceder a la demolición y reconstrucción completa de algunos tramos de muro.

Inyección


Consiste en el relleno de la grieta con mortero. Se deberá proceder en primer lugar a limpiar lo mejor posible el interior o los labrios de la grieta, lo que podremos hacer de forma manual o con aire a presión. Si la grieta tiene un espesor muy reducido, puede ser conveniente proceder de forma previa a abrir sus labios para facilitar el trabajo.

El mortero que inyectemos debe ser muy fluido, y puede tener componente expansivo y adición de resinas epoxi para mejorar su adherencia. En algunos casos, puede ser suficiente el empleo de un mortero de cal, que presenta una baja retracción y gran plasticidad para adaptarse a la cavidad que tiene que rellenar.

La inyección se puede realizar con jeringas especiales a presión si la abertura de la grieta lo permite. Si no, será necesario abrir unos orificios separados entre 20 y 40 cm y colocar boquillas en los mismos desde las que inyectar el mortero.

Cosido o grapado


Se trata de un procedimiento complementario del método de inyección, y consiste en «coser» las dos partes separadas del muro o tabique afectado por la grieta con unos elementos metálicos que pueden ser redondos o pletinas de acero. Es importante que sean de acero inoxidable para evitar que se generen procesos de corrosión en el interior del muro, o bien de algún material al que no le afecte la corrosión. También se pueden usar elementos de fibra de vidrio o de carbono.

Estas grapas se deben colocar de forma perpendicular a la grieta en rozas practicadas en el muro al efecto, y de forma que no queden centradas con respecto a la grieta, si no al tresbolillo.

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